sábado, 24 de julio de 2004

Ridículo discográfico

Hoy he tenido en mis manos una prueba mas de la torpeza con la que las discográficas están enfrentandose al problema (problema segun ellos) de las copias de cedés originales. Nótese que no he utilizado el adjetivo 'ilegales' ya que, por lo visto y aunque la ley reconoce el derecho a copia privada, las discográficas no quieren que sea posible copiar sus cedés. Y punto. Por lo tanto, lo lógico, sería adjudicar el adjetivo a las discograficas. En cualquier caso, a uno le entra un poco la risa tonta cuando ve la "habilidad" con la que estan defendiendo sus intereses. Y me explico:

Esta mañana hablando con un amigo. Se acaba de comprar un cedé original y, como ya habrán experimentado muchos, le funciona en casa pero en el coche no.

"Pues hombre", le digo, "va a ser cosa de la protección."

"¿Y que puedo hacer?" me pregunta.

"Se pueden hacer varias cosas pero, hoy por hoy, la opcion mas sencilla es bajartelo de la red y grabartelo en un cedé normal y corriente para llevar esa copia en el coche. Como tienes el original, al menos hasta lo que yo sé, no estas cometiendo ningun delito."

Y asi quedó la cosa. Mi amigo con su problema solucionado, la discografica haciendo caja y los autores del disco recibiendo las migajas acostumbradas. En principio todo correcto ¿no?

Pues no. Despues de este episodio, en el camino de vuelta a casa, me puse a reflexionar sobre el asunto, sobre quien (todavia) compra cedés originales, sobre las razones que les llevan a hacerlo y, el quid de la cuestión, sobre como las discograficas estan torpedeando su propia linea de flotación.

Descartando a la mayoria de la gente, que en alguna ocasion puede adquirir un cedé (y por lo tanto, representa un porcentaje ínfimo de las cuentas de resultados de las discográficas), a mi entender hoy en dia los cedés originales los compran dos clases de personas: los fans y los que pueden.

Los fans son el grupo mas obvio. Aman al cantante o al grupo de turno y, en consecuencia, no se les pasa por la cabeza el "fallarles" comprando sus cedés en el top manta o descargandoselos de la red. Además, quieren tener lo mejor que puedan encontrar de ó sobre el objeto de su "fanatismo". Lo mejor, todo lo que sale y, en la medida de lo posible, conservarlo impoluto durante el resto de sus vidas. Sé de gente que compra dos originales de cada trabajo de su artista favorito. Uno se queda en su funda de plastico original y se guarda en la estanteria. El otro se "pela", se utiliza para hacer las copias necesarias (para casa, para el coche, para el "mp3", etc..) y tambien se guarda por si acaso.

Apliquemos ahora el caso del cd protegido a este primer grupo. Con suerte, si es un fan acerrimo, la discografica vende un cedé para la vitrina .Pero, ¿que pasa con el segundo? Al fin y al cabo, la razón de comprar el segundo es utilizarlo como "master" para las copias "de diario".

Pues bien: una cosa es ser fan y otra gilipollas asi que, excepto contadas ocasiones, se reemplaza el "master" original por una descarga de la red.

Ahora el segundo grupo: el que puede. Este es mas evidente. El que puede se compra el cedé por que puede (que profundo me ha quedao esto ultimo). No necesita perder el tiempo bajandolo de la red y grabandolo en un cedé virgen. Incluso, si necesita una copia para el coche pues se compra dos y tan campante. Pero claro, ¿que pasa con este segundo comprador y el caso del cedé protegido?

Puede comprarse diecisiete cedés si quiere pero, como esten protegidos y la proteccion no le "caiga bien" al lector de su coche lo tiene mas bien complicado.

Asi que, como bien habrá imaginado el avezado lector, se descarga de la red y a la marcha (este tipo de persona suele encargarle la descarga a un amigo medianamente "geek" a la vez que le entrega una caja de diez o mas cedés con las palabras "te lo bajas y me haces una o dos copias ¿vale machote?").

En resumen: independientemente de la legalidad o ilegalidad de las protecciones que aplican las discográficas a sus cedés, la torpeza con la que actuan, complicandole la existencia a los pocos clientes que les quedan, me deja completamente perplejo.

Y es que la unica pregunta que me viene a la cabeza tras todas estas reflexiones es ¿como se puede ser tan torpe?

jueves, 22 de julio de 2004

Siempre me pasa lo mismo ...

... a la hora de rellenar el subject en los emails o el título en un post: no se que poner. Se lo que quiero decir pero no como titularlo. Supongo que, a mayor escala, le debe de pasar algo similar a los escritores.

Al hilo de esto, se me ocurre que si pensara primero en el título en vez de en lo que quiero decir, quizás se me ocurririan cosas mas interesantes. Supongo tambien que habrá escritores que hayan pensado algo parecido y lo esten aplicando.

El caso es que, yo no queria contar nada de lo que acabo de escribir, sólo queria redactar el típico post inaugural y me he puesto a divagar como suelo hacer. Imagino que, al menos, esta debe ser una buena señal si deseo (¿lo deseo?) tener un blog en condiciones.

En fin, al grano:

Hoy 22 de julio de 2004 y para que conste en quien sabe que sector de algun disco duro instalado en vaya usted a saber que servidor dejado caer en algun rincon polvoriento o armario o rack de algun centro de datos solitario en dios sabe que pais del mundo donde sea que blogger.com aloje sus contenidos o, resumiendo, para que conste algo que probablemente no le importe a nadie mas que a mi (parafraseando a Pedro Jorge y al subtitulo de su blog) declaro que: queda inaugurado este blog.

He dicho ;-)